Hacemos una breve interrupción para informarles de una terrible noticia. ¡Alerta ante una posible plaga de mariposas africanas!
Dioses!!!!
¿Mariposas?
Ahora entiendo la razón del aborto quirúirgico que el Doctor Cáncer le practicó a mi tía Pilar.
Me cago en tus muelas, tía Pili, fue por tu bien. Marioposas asasinas, me las pagaréis.
Tía Pili is dead. Pereció en el intento de superar la depresión en la que quedó anclada tras el aborto en el gabinete del Profesor Cáncer. Ella denunció al Doctor, pero tras su trágica desaparición la familia decidió retirar la querella por negligencia médica. In memoriam tía Pili, in memoriam. "Hice mi trabajo correctamente. Esa mujer tenía el útero carcomido por las mariposas. Había que actuar. No me arrpiento de nada."
La joven del agua Joya, maravilla, perla inmortal... Crítica La joven del agua es una película infantil, impropia de un director que debería estar atravesando su etapa de madurez profesional. Irrespetuosa con las pautas obligatorias que cualquier elemento cinematográfico que se precie debe seguir, destroza todos los manuales de guión para esgrimir una historia simple, ramplona, estúpida diría incluso. Shyalaman propone un regreso a las instancias más patéticas de la inocencia, un atentado contra la austeridad soberbia de la que ayer bebió con El Sexto Sentido. Un mata al padre infame, insulso, aburrido. ¿Es qué nada tiene sentido en este despropósito? El bodrio carece de piés y cabeza, absolutamente vergonzoso. ¿Dónde está su desarrolo? Yo se lo diré: perdido en el egocentrismo de su pedante autor. Una fatalidad, modernez blasfema, pasto para los ignorantes. Ni falta que hace subrayar que este crítico que les habla, adivinó todo antes de que se resolviese, no obstante se encontraba frente a un agujero de originalidad vacío, previsible como una tabla de planchar. Una estrellita y gracias.
...................................................................................... En efecto, el último prodigio de M. Night Shyamalan no responde a ningún tipo de crítica, calificción por notables, sobres y suficientes, o aglomeración de estrellitas. Es algo más. Y ojo, porque esto se lo dice uno que salió agriado de El Bosque. No acostumbro a etiquetar como clásico una película recién despego mis glúteos del asiento, pero hay algunos casos que claman al cielo, al infierno, y a los libros de historia del cine. Estamos ante uno de ellos. Habrá que esperar mucho tiempo hasta que se asuma esta obra como maestra, mientras fermentan ladridos (y ladrillos) semejantes a los de arriba. Sin embargo yo, iluso, ansío el instante de deleitar mi retina con su revisión plácida, dentro de un tiempo, cuando los digos se maquillen en diegos y el bloggero de pro extinga sus incendios coléricos. Se hará justicia.
No habrá crítica, no señor, ni largas excusas y explicaciones temerarias ante amigos indignados por mi lazarilla recomendación (de hecho, tampoco habrá de eso). La joven del agua es un orgasmo (múltiple) de difícil digestión, obra compleja de descubrimiento tardío y voluntario. No seré yo quien intente hacer entender, quitar vendas y abrir veredas, pues ésta es una película que no exige una asimilación matemática. ¿Quién es el gilipollas que puede negarle el poético derecho a la autodeterminación cultural?
Como bien dijo un personaje de Julio Cortázar:"Todo crítico, ay, es el triste final de algo que empezó como sabor, como delicia de morder y mascar."
El pasado martes, me dispuse a ver la secuela de Piratas del Caribe, en la calurosa compañía de numerosas minifaldas horteras y criadores de pus devorapalomitas varios. Dos horas y pico de afortunado entretenimiento locuaz, no exentas de altibajos, imaginativas acrobacias, tópicos, diarreas imaginarias y demás contradicciones meramente cinéfagas. En definitiva, pura carne de bloggero amigo de las ladillas testiculares. Llegué a mi guarida con caminar tuerto, cansado, saciado de sables y amaneramientos histriónicos. Me dispuse a abrir el blog, incitado por un desgonzado ánimo resucitador, infectando mi teclado con débiles tecleos de aséptico espíritu. A los dos párrafos, después de una rápida relectura de lo escrito, dictaminé el exterminio de mi fugaz obra. Puedo regentar un blog, puedo ansiar ser leído y comentado por otros bloggers; pero no me veo capaz de sucumbir a la funesta idea de ahogarme en mi propia experiencia al escribir sobre la película del mes, en opereta extrema con millones de usuarios afiliados al msn.
¿Cual es pues, el camino correcto de este mi (nuestro) antiblog? Me temo que el antídoto se halla aquí, en Incoming, entre el polvo de este archivo eterno bajado hace semanas. Se trata de Bottom Live, la versión tetral de la serie de los noventa protagonizada por Rick Mayall y Adrian Edmondson. Ya llevaba demasiado tiempo alargando su visionado, hipnotizado por el calor y mis recién adquiridas novelas policíacas made in L.A. Bottom comenzó como una serie de televisión británica allá por principios de los noventa, propuesta rebelde de slapstick moderno, escatológico y demente. Protagonizada, dirigida y guionizda por los actores arriba mencionados, la serie narraba las peripecias absurdas de dos perdedores eternamente efrentados, que convivían en condiciones infrahumanas en un apartamento inglés de deplorables condiciones higiénicas. Siempre con los bolsillos hambrientos, arrastrando consigo un aspecto patético empapado en sudor, Richie y Eddie (así se llaman los personajes) eran capaces de intercambiar diálogos ingeniosos durante diez minutos, para liarse a mamporrazos salvajes después, de manera sorpresiva y desconcertante para el espectador. Insultos, blasfemias, patadas en los cojones y carcajadas perpetuas. Como bien dijo Jorgito Foreman: "o te gustan, o no te gustan".
Pues bien, Bottom Live es la versión en directo, sobre las tablas, de aquel acontecimiento catódico que en España fue titulado "La pareja Basura". Hora y media de perenne rigor mortis del buen gusto y lo políticamente correcto, metralleta feroz de humor absurdo y despiadado. Únicamente interrumpido por una breve pausa, el show danza sus bastardas groserías en un recital esquizofrénico del genial guión trazado por Mayall y Edmondson, aderezado con varias improvisaciones (insultos al público incluído). Por supuesto, el teatro no impone la corrección tirana de la televisión, por lo que quedan olvidados esos flacos puntos muertos de la serie; no ha lugar aquí par la autocensura. Prueba de ello, el argumento del segundo de los espectáculos: Richie quiere follarse a la reina de Inglaterra, y para ello, trama junto a su compinche un absurdo plan para alcanzar su vagina. Como muestra insigne de mi fanatismo, cambio mi criticado ávatar por el grimoso gesto de asqueo perverso de Rick Mayall, piedra filosofal de la escuela de Jerry Lewis (el cual palidece derretido en comparación con Mayall, por supuesto).
La serie apenas duró un par de temporadas, pero quedó inmortalizada en nuestra retina, en el e-Mule, el YouTube, y una mutación fílmica titulada Guest House Paradiso. En esta pequeña joya, Richie y Eddie son los encargados de un cochambroso hotel situado a escasos metros de una tóxica fábrica. Entre las atracciones, peleas en la cocina y un columpio instalado al borde de un acantilado.
Bellísima escena, lástima su deficiente calidad de imagen Youtubesca. ¿Y tú qué? ¿Eres de Wilder o de Ernst? Los versados en placebos vitales y aromas cinematográficos saben bien a lo que me refiero. El perfume sutil que envuelve la acidez feroz de estos dos dioses sin crepúsculo, es lo que otorga a su cine la capacida de supervivencia extrema. Yo aún diría más, nunca sonaron y deslumbraron mejor que en una sala de estar, acariciados por el láser del DVD. Billy&Ernst, para más información, pinchar aquí.
Pero hoy nos toca hablar del segundo, Lubistch. Estas clases anarquistoides sobre la historia fugaz del cine, entre arpas, disonancias y claroscuros, nos enseñan (aún no hemos llegado, pero paciencia) que cuando una campanilla suena, un ángel consigue sus alas. Pues bien, hoy la lección trata sobre otro menester de mayor calado social, supongo, por lo popular del tema. Y es que Ernst Lubistch, que era un hijo de puta de mucho cuidado, nos enseñó que cuando se cierra una puerta, alguien mojaba. Aviesa mirada la suya.
Escenas ilustras del cine clásico. Hoy: Alfred Hitchcok
"El público debe sufrir tanto como sea posible."
"Un tipo en primer plano. Vamos a ver lo que está viendo. Supongamos que ve a una mujer con un bebé en los brazos. Ahora cortamos y recogemos su reacción ante lo que ve: él sonríe. ¿Cómo es el personaje? Es un hombre agradable, simpático… Ahora vamos a colocar un plano de una chica en bikini. Él mira. La chica en bikini. Él sonríe… ¿Qué nos parece ahora? Un viejo verde. Ya no es el mismo caballero a quien le gustaban los bebés. Ése es, para mí, el poder del cine"
"No hay ningún terror en un disparo, sino en la anticipación a él" "El MacGuffin es lo que buscan los espías pero al público no le interesa"
"La televisión ha devuelto al crimen a su origen: el hogar"
* Trey Parker y Matt Stone marcaron un antés y un después en la historia del humor grueso cuando allá por mediados de los noventa entraron en Comdedy Central como un elefante en una cacharrería. Proponían un violento pastiche cultural, en el cual se pervertía cualquier visión de la comedia que no fuera más allá del límite vertiginoso de la agresión como metáfora. ¿Qué cómo entraron en el negocio? Resulta que todo empezó como una broma (¿cómo sino?). A modo de sátira sobre la industria, enviaron a los peces gruesos de Hollywood una tarjeta de felicitación navideña que contenía un vídeo. Éste marcó las pautas de lo que hoy conocemos como "animación South Park", y supuso el debut de Stan, Kyle, Cartman y Kenny. El caso es que a George Clooney le hizo gracia el asunto, y movió los hilos para dar cobijo a Parker Y Stone. Et vioalà!
El engendro padre es el siguiente: SPIRIT OF CHRISTMAS
Mostrencos a la carta; con queso, jamón, vainilla y chocolate (sin nata, por favor). Roque se estrena como colaborador de LaEstufa Filmoteque con una emotiva perla cañí: Yo hice a Roque III Que gratos recuerdos... Ni Carmen Sevilla ni Parada, demasiado ocupados comprado fincas para albergar folclóricas y lucir mocasines, sabrán apreciar bien el lujo de la inmersión espeológica en la búsqueda del maná hediondo. ¿Acaso existe cinéfago placer igualable al de paladear las mieles de lo incomprendido entre la supusta bazofia? Godzila no es solo un monstruo de cartón, y Mariano Ozores se merece algo más que una risible mueca de mimosa voluntad exculpatoria.
Su cine es un desordenado cuadro sobre el progresismo confuso y vicioso, anagrama sobre unos tiempos contradictorios y políticamente revueltos. En verdad, él era un señor bastante corriente, pero sus demonios interiores hicieron que su orgiástica visión de lo tradicional se tornara en revolucionaria. Eisestein como modelo del caos, cazador cazado y animal cinematográfico. En lo soviético está la masa.
No es la escena que hubiera deseado mostrar, pero sí lo único rescatable del youtube, plagado de herejíass obscenas. ¿De qué cráneo surgió la idea de remasterizar las películas de Keaton, haciéndolo resbalar al son de una balada bakala-tunera?
En 1972, John Waters excretaría la obra cumbre del cine trash más entrañable, sucio, cruel, desternilante y connmovedor que el ser (no) humano ha visto con sus propias córneas. Lírico como solo un pedo de Divine podría serlo, magistral y única, esta joya sentó las bases del bizarre como género voraz y despiadado. Podrían llover párrafos para diseccionar las moscas que rodean esta obra maestra, pero ya me estoy aburguesando demasiado en mi actividad como bloguero. Cualquier día narraré mis peripecias en el urólogo, o lloraré mis penas como alma solitaria. Y entonces, nada me diferenciará de ti, mugre lector. Besitos, disfruten de la mí(s)tica escena.
«¿La Estufa Eléctrica? No tengo obligación de decir nada al respecto, la verdad, pero ya que insistís sí me gustaría dejar claro que 6dedos está viejo y su discurso acabado, con lo que debería dejar paso a las nuevas generaciones. Pero vamos, que no tengo obligación de decir nada al respecto.»
Camilo de Ory
«6dedosgordosdelpie. Autor de libros y artículos que ensayan sobre el surrealismo crítico y el humor negro con muy personal eficacia. 6dedos parece que se exige cada vez más en esta línea del absurdo, con lo que siempre frecuenta el éxito personal o la pérdida de las leyes literarias, porque también el absurdo tiene sus leyes.»
Francisco Umbral
«Tja, das ist nicht schlecht. Obwohl ich glaube, dass der Autor es niederschreibt, ist eine Wirkung der Rauschgifte.»
Marcel Reich-Ranicki
«6dedosgordosdelpie es un profesional audaz, muy inteligente y preparado, pero que como ser humano sólo podría ser calificado como un absoluto desaprensivo.»
Melchor Miralles
«Tanto Google como Blogger son, desde hace mucho tiempo, factor de desestabilización y de conflicto. Su principal comunicador, 6dedosgordosdelpie, invoca su libertad de expresión para criticar el medio que le da de la fama y el dinero calificándolo como endogámico, repulsivo, humillando a todos aquellos bloggers que no congenian con su forma de hacer las cosas por el mero hecho ser diferentes, calificándolos paradójicamente como fascistas por ello. También dice que el Rey debería haber abdicado porque permite esta villanía, aunque nadie entiende qué tiene que ver el Rey con los blogs. 6dedos utiliza un lenguaje ofensivo de grueso calibre entreverado de guasa, de gracioso de casino, burlándose de todo y de todos. Gasta ese modelo de complejo de superioridad que sólo se adquiere cuando se lleva toda la vida huyendo de un complejo de sentido contrario.»
Iñaki Gabilondo
«El post periodismo nace con La Estufa Eléctrica y Hormigas Blancas, eso lo tengo muy claro. Es simplemente una cuestión de decir verdades.»
Jimmy Giménez Arnau
«Me bas comiendo la poya, Estufa Eléctrica.»
Juan Manuel de Prada
«He dicho que no sé quién ese señor y que no me interesa en absoluto lo que haga dentro o fuera de esa herramienta diabólica llamada internet.»
Fernando Sánchez Dragó
«Como véis esto ya empieza a darnos una idea del afán de 6dedosgordosdelpie (como se hace llamar el autor de este blog) por acaparar protagonismo de forma barata, propio de aquellos que no tienen nada nuevo que contar y se amparan en ir de “outsiders” o en demostrar lo “diferentes” que son respecto a los demás. "Ei amigos, pasaos por La Estufa Eléctrica, donde lo “bizarrín-guay” y las fotos toscamente ampliadas campan a sus anchas!" (...) [6D demuestra] su afán por dárselas de “humorista genial”, cayendo continuamente en la autocomplacencia, del tipo: ”qué listo y agudo soy” en cada uno de sus posts.»